miércoles, 27 de agosto de 2008

Atentados a las Torres Gemelas


Uno de los argumentos más alegados a favor de la teoría de la conspiración ha sido el de que las torres no se derrumbaron a causa del choque de los aviones, ni por los subsiguientes incendios, sino que se habrían detonado unas cargas a posteriori que habrían producido el colapso de los edificios, que sería una demolición controlada.
Para dicha demolición controlada se habría usado termita, una mezcla de óxido férrico y aluminio (Fe2O3 + 2Al) que corta por fusión las columnas de acero, y explosivos, que se ponen en todos o casi todos los pisos.
Los contrarios a esta hipótesis dicen que casi ninguno de los argumentos soporta un análisis a fondo. Incluso hay, como sucede con el Pentágono, una corriente entre los partidarios de la teoría de la conspiración desde la que se rebaten algunos argumentos al uso sobre la demolición y se advierte de que hay que centrarse en otros puntos.

Kevin Ryan, de Underwriters Laboratories, la empresa que certificó el sistema de plantas usado en la construcción de las torres gemelas,[31] ha escrito: "Esta historia simplemente no cuadra. Si el acero de las torres realmente se hubiera ablandado o derretido, seguro que estamos de acuerdo en que no se pudo deber al fuego procedente de ningún tipo de combustible, y menos a los breves incendios que hubo en las torres."[32] Las teorías sobre el derrumbe sostienen que los incendios estuvieron ardiendo en el interior durante todo el tiempo que se mantuvieron las torres en pie; fe de ello sería el continuo humo que emergía de ellas y el hecho que la gente tuviese que colocarse en el exterior para no morir abrasada.
El gobierno dijo que se había recuperado sin ningún daño el pasaporte del presunto secuestrador Satam al Suqami antes del derrumbamiento de la Torre Norte. Los defensores de las teorías conspirativas sostienen que es prácticamente imposible que el pasaporte sobreviva al choque del avión y al fuego que se produjo con dicho choque, aunque precisamente los objetos pequeños y ligeros son los más propensos a salir despedidos por la onda expansiva antes de que el fuego los dañe.
Nunca antes del 11-S se había caído ningún rascacielos de acero debido al fuego, ni tampoco después. Sin embargo, nunca antes ningún rascacielos había sido sometido a un fuego tan intenso conjuntamente a una tensión extrema por impacto. Además el núcleo del WTC era de acero, más sensible al calor, y no de hormigón como el de la Torre Windsor, por ejemplo, mucho más resistente al fuego, y en la que precisamente la parte que se sostenía con una estructura íntegramente de acero colapsó por completo, dejando el núcleo al descubierto como se aprecia en muchas fotografías. En otros casos de incendios en edificios con núcleo de acero, el colapso estructural también ha sido motivo de preocupación de los bomberos, aun cuando éste no se ha llegado a producir, y sí se conocen muchos casos de colapso de estructuras de acero, aunque ninguna corresponde a un edificio con las características de las Torres Gemelas.

Las Torres Gemelas se derrumbaron prácticamente sobre sí mismas, empezando el derrumbe desde el punto del impacto y propagándose verticalmente hacia abajo. Según los teóricos de la conspiración, ese derrumbe se produjo casi en el tiempo de caída libre: aproximadamente 10 segundos. De acuerdo con la teoría oficial, la causa sería lo que se denomina derrumbe escalonado piso a piso. Es decir, el punto de ruptura habría hecho ceder a las plantas justo por encima, provocando que éstas cayeran sobre el siguiente piso, lo que causaría que fueran cediendo en cadena, resultando en un colapso de la torre sobre sí misma. Ahora bien, los pisos inferiores siempre producirían algún retraso en la caída, aunque sólo sea por su propia inercia, haciendo que tardasen más de 10 segundos, por lo que los que apoyan la teoría de la conspiración afirman que eso sólo se explica mediante una demolición controlada, aunque en realidad ésta tampoco lo explica, puesto que al producirse el derrumbe de arriba hacia abajo los pisos inferiores deberían frenar la caída de los superiores igual que en un derrumbe piso a piso, excepto por la resistencia ofrecida por las columnas, sobre la cual hay opiniones contrapuestas. Por otra parte, hay evidencias en vídeo de que partes significativas de los núcleos (40 a 60 pisos) seguían aún en pie tras unos 15 a 25 segundos del inicio del colapso antes de empezar a derrumbarse ellas mismas, lo que sugiere que la estimación de tiempo de unos 10 segundos por torre puede ser muy poco realista.
Se manejó que aunque las altas temperaturas alcanzadas en el incendio causado por el derrame del combustible debilitaron la estructura interna de las torres, éstas colapsaron hacia dentro, y nunca se observa que caigan en algún otro sentido que demostrara que estaban desestabilizadas, debido a la fuerza resultante del choque de los aviones. En el vídeo, sin embargo, sí se aprecia que la caída de las torres no es limpia. Sobre todo la de la torre sur, la cual se inclina previamente por la esquina más dañada por el impacto.
Uno de los arquitectos que diseñaron las Torres Gemelas afirmó que estaban hechas a prueba del choque de cualquier avión, declaración que es tomada por los defensores de la teoría de la conspiración como indicativa de la imposibilidad de que el impacto de los aviones fuera suficiente para derribarlas. Los anticonspiracionistas puntualizan que el avión contra el que estaban diseñadas era un Boeing 707, uno de los más grandes hasta la fecha en que se construyeron, según palabras del ingeniero estructural del proyecto Lee Robertson, pero bastante más pequeño y ligero que un 767. En una entrevista para la CNN, Aaron Swirsky, otro de los arquitectos, dijo que en ningún caso se había previsto por parte de ningún ingeniero una eventualidad como la que se dio.
El edificio Nº 7 del WTC no fue golpeado por ningún avión de pasajeros, y tampoco tuvo ningún fuego en su interior alimentado por el combustible, aunque sí hubo incendios en él. La explicación oficial de la caída de las Torres Gemelas se basa principalmente en estos dos detalles; sin embargo, el WTC 7 también se derrumbó sobre sí mismo y casi a la velocidad de caída libre. Esto se explica, sin embargo, por los daños estructurales muy graves sufridos por el derrumbe de las dos torres gemelas que estaba junto a él, las cuales debieron depositar varias toneladas de escombros sobre su debilitada estructura, y también por el incendio. En fotografías de los momentos previos a su derrumbe se puede apreciar cómo el edificio se va deformando hasta ceder de golpe, cosa que cuadra perfectamente con un derrumbe producido por daños estructurales severos y no por detonación alguna.
Los bomberos que entraron en las torres dijeron haber visto y oído explosiones. Es normal que se oigan explosiones durante un incendio (por ejemplo, derrumbes parciales como los que se produjeron pueden ser interpretados como explosiones), por tanto este dato por sí solo no dice mucho.
El Departamento Sismográfico de la Universidad de Columbia registró importantes actividades sísmicas justo en el momento del desplome de las torres. Muchos defensores de la teoría de la conspiración creen que estas ondas sísmicas precedieron el derrumbe y sólo se las explican mediante fuertes explosiones en la base de los edificios, mientras que otros, así como los detractores de la teoría conspirativa, sostienen que tal afirmación se basa en una interpretación errónea de los datos sísmicos.

Teorías menos comunes
La teoría oficial afirma que el antiguo dictador iraquí Saddam Hussein conspiró en los ataques del 11-S. Era una de las principales justificaciones para intervenir en Iraq. Algunos de los que defienden esta teoría recuerdan otra teoría sobre la bomba de Oklahoma City, según la cual agentes de inteligencia iraquíes estuvieron implicados, tal y como relató el periodista investigador Jana Davis en su libro "El tercer terrorista".
11-S Conspiración contra China, es otra teoría esbozada por Miguel Pedrero en su libro "Corrupción, Las cloacas del Poder", donde plantea que el 11-S y la posterior guerra de Estados Unidos contra Afganistán se origina por la competencia entre Estados Unidos y China para obtener la construcción de oleoductos desde la zona ocupada por antiguos territorios soviéticos, convertidos hoy en repúblicas independientes —Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán, Kazajistán, Kirguizistán—, hasta sus territorios (salida al mar por Pakistán en el caso de Estados Unidos), lo cual era de paso obligado por el territorio de Afganistán. En estas repúblicas independientes se descubrieron enormes reservas de petróleo y gas a mediados de los años 90.
La hipótesis del choque del misil en el Pentágono no es compartida por otros partidarios de la conspiración, quienes la rechazan diciendo que la evidencia de los testigos presenciales es abrumadora, que todas las pruebas aportadas por quienes la defienden pueden ser reconciliadas con que fuera el vuelo 77 el que se estrelló y que puede tratarse de una cortina de humo para quitar credibilidad a la "verdadera" conspiración, ya que el propio secretario de defensa estadounidense Donald Rumsfeld fue de los primeros en mencionar un misil como lo que impactó en el Pentágono.

La comisión investigadora presidencial

La investigación de los hechos fue llevada a cabo por el FBI, en una investigación denominada PENTTBOM, que se añadió a la investigación que se llevaba a cabo sobre Zacarías Moussaoui, detenido en Agosto de 2001, y finalmente condenado en Mayo de 2006 por conspiración terrorista. Esta versión de los hechos fue posteriormente recogida en el informe de Comisión Nacional del 11-S con el objetivo de detectar los agujeros de seguridad y mejorarla ante ataques terroristas.
Existe gran insatisfacción respecto a estas investigaciones. Numerosos grupos "por la verdad" rechazan esta versión oficial, y reclaman una investigación imparcial. El profesor David Ray Griffin, autor de una obra de referencia en la que estudia el informe de dicha comisión, encontró en ese texto 115 presuntos errores lógicos u omisiones que califica como mentiras. Se pueden consultar en.

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